sábado, 22 de julio de 2017

El hombre no cesaba casi de contarme la historia sabida del gran interés que yo mismo le ponía e incluso el ritmo que el hombre sabía entender cabalmente como buenos amìgos que éramos, cuando llegó el momento en que todo se enrareciò de tal manera que  volteé a mirarle el rostro y no tenìa boca.

 Hayku Cuanta tristeza en un arbol sin hojas en el otoño 2 la mariposa amarilla gusta del jóven Casco de vaca. 3 El sol, la luna la tierra p...