lunes, 19 de marzo de 2018

Niega el sueño
que perdió la lámpara maravillosa
el sueño se acostó con la muerte
en sagrado incesto.
Tú, hombre, de duro azul
que das vueltas en torno mío
y caes como una nube
furtiva sobre un pentagrama
que suena en la calle
perdida de la muerte
suena la flauta del deseo
con un soplo hondo
de una caña oscura
un hilo de río lleva
su premura transparente
y espumoso se ve en el escenario
de aquellas horas sombrías
de bordes silenciosos
que se ve avanzando sobre la ribera
por la fábula parlotea la lengua
una soledad de recienacidos
que persiguen olvidos
mientras la desnudez campea
la derrota del paraíso.
Claro: no es mérito alguno durar por durar
sino sostenernos en esperar
vientos nuevos o luctuosos.
Queda pues de nuestra parte elegir.

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