martes, 24 de octubre de 2017

Se apagó la sonrisa en la urbe,
habitada por seres fríos,
tan distintos a los hombres,
que no atienden a los árboles,
que no escuchan el monólogo de las aves.
Se me ha dejado con la mano extendida
se me han desviado los ojos,
y han lanzado mi ser al vacío:
decidido a no ver la muerte estoy
que se embosca tras los recodos.
Y si al desnuda caer
cual mariposa en llamas
caigo en tus brazos
y me demoro en tu boca
incinerando el poema
sobre tu lengua
en. desnudez vibrante
flamigerando mis alas
al modo de ícaro.

 Hayku Cuanta tristeza en un arbol sin hojas en el otoño 2 la mariposa amarilla gusta del jóven Casco de vaca. 3 El sol, la luna la tierra p...