Ya cayó la hoja del árbol
Y deja su oro al suelo
Y ante mis ojos pensadores
De grumos y hebras de luz
De la alegre ronda de los pericos.
La brisa susurrante me lleva
A tristes sones de guitarra.
Los árboles en quietud sonámbula.
Un carpintero da sus últimos toques
Al duro almendro del alfeizar.
En los bancos de sombra
Dialogan las parejas.
Ya el disco crepuscular se apresta al sueño.
La luna saca su vocesita infantil,
Mi alma mira el tedio
Mi alma ausculta la melancolía
Que se aduerme en los ojos del perro.