jueves, 8 de marzo de 2018

Ay poetas del romanticismo
como es que el amor
se desahojaba en palabras
y en ritmos de colores
y aun muertos seguían
resonando vivos y frescos
como plántulas de acuario
ante una valiosa lectura
La noche se difumina como un humo 
y aún se oyen bocinas y alarmas
me pregunto de qué puedo estar orgulloso
en este infierno de ciudad que no duerme
con su aire de ruido y carbón
pero le negaré mi cuerpo
a sus garras y rugidos 
y a sus tigres de hierro forjado.


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