Mi historia ahora es sobre mi infancia de cuando yo, un niño de seis o cinco años ,se entrenaba de orador religioso, imitando el párroco de nuestra parroquia que era un orador de aquí a la porra sobretodo en semana santa, y yo quería ser él.Para el efecto me subía en un palo de higuerillo y desde allí lanzaba voces con mucha pena de que por curiosidad mi madre o mis hermanos me oyeran pues yo era el sexto hijo de la casa.
cuando yo me quise ir ke fui.
El solar, el compañero higuerillo
las ariscas tórtolas del verano
el niño que jugaba a ser tribuno
y todos aquellos rojos ladrillos
que formaban un silencio profundo
en torno al poeta niño que hablaba
con la piedra y la puerta sin aldaba
en aquellas tardes de verano fecundo
que al cielo reclamaba ropa blanca
una voz alta con eco de estruendo
para que fuera oída en todo el orbe
y por aquella res animal que vaca
que con ojo grande el vano tremendo
discurso con sorna oía enorme