sábado, 5 de agosto de 2017

Un ataud de refulgentes colores
subyace en el árbol del horizonte
y es el este lacrimoso de colores
que yace dormitando sólo
en el tálamo de la noche
martillando el disco de oro
que corona el árbol del cielo.
Gira el carro brioso de sus caballos
de plata, y acero blanco
sobre las pistas de los montes
y aplauden las hojas del bosque
frescas de rocìo y remansos
vistiendo las mejores galas
de la primavera florescente.
El amanecer lechoso se derrama
sobre mis discos solares
que me manda a levantarme.

 Hayku Cuanta tristeza en un arbol sin hojas en el otoño 2 la mariposa amarilla gusta del jóven Casco de vaca. 3 El sol, la luna la tierra p...