domingo, 29 de abril de 2018

Qué soledad ha de sentir la noche
cuando las luces se apagan 
y en las casas  se acuestan
y bajan las cortinas de las ventanas
y el viento de frío afuera se queja.
A la posada astuta de la memoria
me he allegado cansado viajero
y he abierto sus puertas voluntarias
y otras más subterráneas inconscientes
con las que se procura que los hospedados
no se escapen de ella de manera involuntaria.
Oh Abril que cuentas lluvias por mil
todas guardadas en un barril
con sus tonos de transparencia infantil
que yo he oído sonar en el aguamanil
con una enorme dicha.
De luz algún reflejo
alguna escena fugaz
aquel vacío de la ausencia
aquel perfume sin nombre
esa música de radio
alguna foto rescatada
o aquel instante te devuelvan
por un momento perdurable
del generoso tiempo
el tono de una voz amorosa
esa expresión dibujada en un rostro
que ya no volveremos a ver seguro.
Como siempre al amanecer
incluso en la noche toda
un rugido de calles corriendo
con garras amenazantes.
Depronto el olvido en que se callan
y una quietud chicha,
y uno sale a la ventana
y es asombro lo que siente
y uno sale sigiloso
para ver si el tiempo aún sigue ahí
como un caballo con la brida manso
y la madre ya está amasando el pan.

 Hayku Cuanta tristeza en un arbol sin hojas en el otoño 2 la mariposa amarilla gusta del jóven Casco de vaca. 3 El sol, la luna la tierra p...