Aún a las nueve de la noche sigue rugiendo la ciudad entre muros y concretos, se diria que no hay forma de descanso y uno empieza a preocuparse qué espíritu de reposo se puede criar bajo tal fenómeno de vibración ruidosa y taladrante.Toca vengarnos cogiendo papel y lápiz para rayar, pintar, grabar y exponer y denunciar ante nosotros mismos el desastre que no nos permitirá la vida ni la tranquilidad de espíritu, como vomitando , haciendo fluír esa rabiecita que se ido incubando poco a poco en nuestra nervazón y que termina por dar al traste con nuestra vida mental que ahi sí se desliza hacia la muerte como el último recurso para escapar de este malestar con el que nos hemos venido resignando dentro de una capacidad de aguante que uno a la final no se sabe cómo.
lunes, 14 de agosto de 2017
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