Aún te escucho con los ojos
dormitar en tu pequeño cuarto
de tu rabiosa cama de altas barandas.
Cada día allí se filtra una luz nueva
de una estación que espera en el dintel
de tu pequeña ventana de reflejos verdes.
Un nuevo utensilio aparece
entre las ropas en su juego de cambiar de sitio
entre las sillas ebrias
como si estuvieran jugando a los escondites
como embriagadas prendas
cansadas de esperar a su dueño sin oreja.
domingo, 27 de agosto de 2017
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