No tomé ni una copa
No tomé ni una copa
y ya ebrio estoy.
Me ebria el aire
con su jugo de moras.
Sigo el radiactivo colibrí
que como relámpago
cruza el jardín.
Ni el color ni el olor aquí faltan.
Lampos de belleza
de belleza lujuriosa
traman el milagro
del asfódelo entre los cactus.
Fuerza, sol y poesía
he ahí el milagro.
miércoles, 1 de mayo de 2019
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